La sal de Epsom, famosa por su alto contenido de magnesio, vuelve a ser tendencia en el bienestar y el autocuidado. Desde hace más de cuatro siglos, se usa especialmente en baños para calmar dolores, relajar músculos y hasta mejorar el sueño. Su sencillo uso y los múltiples beneficios la pusieron otra vez en el centro de la escena.

Qué es y para qué sirve la sal de Epsom

Descubierta en Epsom, Inglaterra, esta sal está compuesta por sulfato de magnesio. Si bien es amarga y no reemplaza a la sal de mesa, brilla por sus efectos cuando se aplica sobre la piel. Simplemente hay que disolverla en agua caliente y sumergirse para sentir alivio en áreas tensas y favorecer un descanso reparador. En redes sociales cada vez más usuarios comparten sus resultados tras probarla.

Beneficios comprobados

El médico Ramiro Heredia explica que al disolver la sal de Epsom en agua caliente, los componentes “pueden ser absorbidos por la piel o inhalados en forma de vapor”. Esto ayuda a reducir el cortisol (hormona del estrés), relaja el sistema nervioso y mejora la calidad del sueño.

La Clínica Cleveland señala que estos baños sirven para calmar dolores musculares, de cabeza y molestias en cuello, hombros y espalda. Tras un ejercicio físico intenso, muchos los usan para acelerar la recuperación. La Fundación Nacional de Psoriasis de EE. UU. los recomienda en baños cortos para calmar picores y eliminar escamas. Incluso puede usarse como exfoliante natural o para el cabello graso.

Usos y precauciones

La FDA de Estados Unidos aprueba de forma limitada su uso como laxante ocasional, pero advierte sobre riesgos como diarreas severas o deshidratación si se excede la dosis. Por eso, no se recomienda automedicarse.

El auge del cuidado natural llevó a que esta industria proyecte alcanzar casi 7 mil millones de dólares para 2032. Sin embargo, la verdadera fortaleza de la sal de Epsom sigue siendo su capacidad para devolver el equilibrio cuerpo-mente con un gesto simple, barato y avalado por médicos.

Fuente: La Voz (link).