Más de 700 personas pasaron por el programa de alojamiento municipal en Córdoba capital en lo que va del año. Mientras tanto, cada noche cerca de 290 personas buscan refugio del frío y la soledad en las calles de la ciudad, mostrando una crisis social que crece sin freno.
Historias marcadas por el dolor
Bancos de plazas, ingresos de galerías, cajeros automáticos y rincones del centro cordobés son el escenario donde muchos enfrentan día a día la intemperie y el peligro. “Dormir en la calle es muy duro. Tenés que cuidarte de todo y de todos”, cuenta uno de los que pasan sus noches bajo un alero. Otro lamenta: “Nos corren de todos lados”. Una mujer, desalojada tras trabajar como enfermera, resume: “Pasar de dormir en una casa a dormir en el piso es triste y es doloroso”. Quienes atraviesan esta situación coinciden en que la soledad, el miedo y la tristeza son compañeros constantes, y que para las mujeres el riesgo es aún mayor.
Refugios: no siempre la primera opción
Raúl La Cava, secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano del municipio, explicó que no hay listas de espera para entrar al sistema de alojamiento: “Una persona que está en condiciones de ser alojada, se aloja y listo. No hay una orden de espera. Nosotros no podemos cargar a nadie a la fuerza que no quiera ser ayudado”. Según el funcionario, muchos eligen quedarse afuera, ya sea por desconfianza, costumbre o decisión personal: “Es respetable que cada uno tenga la posibilidad de elegir y decir ‘no quiero’, ‘no me gusta este lugar’, ‘quiero estar en la puerta de una galería’”.
La Cava agregó: “Estas personas muchas veces no quieren recibir ayuda ni siquiera de sus familiares. Imaginate las chances que nosotros tenemos de que acepten la ayuda nuestra. Llevan meses de mala alimentación, consumo y exposición. Ningún cuerpo resiste eso”.
Cruda realidad, todo el año
El frío agudiza la emergencia, pero la problemática es constante. “Es una política de Estado. El frío lo que hace es acelerar las alarmas, porque no contamos con tiempo por las bajas temperaturas, pero el trabajo es permanente”, cerró La Cava.
Detrás de cada colchón en la vereda hay una historia y, a pesar de la ayuda disponible, decenas de personas eligen o no pueden salir del circuito de la calle. La crisis social en Córdoba se hace visible, especialmente cuando cae la noche y bajan las temperaturas.